Constelaciones. 4. Creación literaria.
4. creación literaria
M mujer
A activista
R republicana
Í igualdad
A autodidacta
D diputada
E escritora
L libertad
A apartada
O olvidada
L laicismo
E exilio
J Juan Ramón Jiménez
Á articulista
R Romero de Torres
R renuncia
A A las mujeres de España (libro)
G Gregorio Martínez Sierra
A Argentina
Mujer: Lejárraga fue una gran defensora de los derechos de las mujeres, tanto en su obra literaria como en su labor política y social. Fue una de las voces más lúcidas y comprometidas del feminismo español de principios del siglo XX, defendiendo en todo momento la educación igualitaria y el acceso de las mujeres a la cultura y al trabajo.
Activista: María
Lejárraga fue activista en múltiples frentes: feminista, política, social y
cultural. No solo escribió y pensó desde el compromiso, sino que actuó de
manera directa para transformar la realidad de las mujeres y de la sociedad en
general.
Republicana:
comprometida políticamente, fue diputada del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) durante la Segunda República Española (elegida en 1933). Desde su escaño
defendió el laicismo, la educación pública y la igualdad entre hombres y
mujeres, pilares fundamentales del proyecto republicano.
Igualdad: En su ensayo
Cartas a las mujeres de España de 1916 escribió con firmeza sobre
la necesidad de que las mujeres tuvieran derechos civiles, políticos y
educativos iguales a los de los hombres. No hablaba en abstracto: apelaba
directamente a sus lectoras para que tomaran conciencia y actuaran.
Autodidacta: lectora
voraz, se interesó desde muy joven por los grandes autores europeos y por las
corrientes de pensamiento más avanzadas de su tiempo. Si bien de joven estudió
magisterio, de niña no fue a la escuela y de su educación se encargó su madre.
Diputada: María
Lejárraga fue diputada por Granada en las elecciones generales de 1933 como
representante del PSOE, un hecho notable pues en esa época era muy escasa la
participación política femenina.
Escritora: fue sin
duda una de las más prolíficas y talentosas de su tiempo, aunque durante
décadas su obra fue publicada bajo el nombre de su marido, Gregorio Martínez
Sierra, lo que la mantuvo en una injusta sombra.
Libertad: como pionera
del feminismo en España reclamó la libertad de la mujer para educarse,
escribir, decidir, votar, amar y vivir sin tutelas. En Cartas a las mujeres de
España invita a sus lectoras a liberarse del sometimiento tradicional y a
reclamar su lugar en la sociedad como ciudadanas plenas.
Apartada: aunque fue
la auténtica autora de obras de teatro, ensayos y libretos musicales firmados
por su esposo, renunció a la autoría de sus obras durante décadas, por
imposición social y estrategia editorial.
Olvidada: Pese a ser
una de las voces más lúcidas, prolíficas y comprometidas de su tiempo, murió en
Argentina a los 99 años pobre y sola. A pesar de haber escrito decenas de
obras, muchas de éxito, su nombre apenas aparece en los manuales de literatura.
Por su parte el franquismo también borró su legado como feminista y
republicana.
Laicismo: María
Lejárraga defendió el laicismo como pilar fundamental de una sociedad justa,
libre y democrática. Para ella la separación entre Iglesia y Estado era clave
para lograr la igualdad, especialmente en lo que respecta a la educación, los
derechos civiles y la libertad de conciencia.
Exilio: Tras el
triunfo del franquismo en 1939, como muchos republicanos y progresistas tuvo
que abandonar España para salvar su libertad e incluso su vida. Pasó primero
por Francia, para pasar luego a México y finalmente a Argentina, donde residió
hasta su muerte en 1974.
Juan Ramón Jiménez:
Coincidieron en ambientes literarios madrileños y republicanos, y cultivaron
una relación de respeto y amistad durante toda su vida. El poeta de Moguer
sabía de la verdadera autoría de las obras que firmaba Martínez Sierra y
respetaba el talento literario de María.
Articulista: Escribió
para publicaciones como El Sol, La Voz, Nuevo Mundo, y otras revistas literarias
y culturales, defendiendo siempre sus ideas feministas, sociales y políticas.
Romero de Torres (Julio): María Lejárraga fue pintada por Julio Romero de Torres, un dato que
confirma su importancia y presencia en los círculos artísticos y culturales de
la España de principios del siglo XX. Romero de Torres retrató a numerosas
figuras culturales y sociales de su época, especialmente mujeres con un aire de
misterio y fuerza femenina.
Renuncia: María
Lejárraga renunció a firmar sus obras literarias durante décadas, dejando que
su marido, Gregorio Martínez Sierra las publicara bajo su nombre. Esto fue
tanto una renuncia personal como una estrategia para poder publicar en un mundo
dominado por prejuicios machistas. Renunció por tanto a una visibilidad pública
plena como escritora, lo que afectó a su reconocimiento durante mucho tiempo.
A las mujeres de España (Cartas): Estas “cartas” son una colección de ensayos breves o
cartas abiertas que buscan concienciar a las mujeres sobre su situación social
y política. Se trata de una obra clave de María Lejárraga publicaca en 1916 con
un mensaje muy avanzado para su tiempo, pues era feminista, educativo y social.
Gregorio Martínez
Sierra: Marido de María Lejárraga, publicó con su nombre numerosas obras
teatrales que en realidad fueron escritas por su esposa. Trabajó también como
director teatral y editor, siendo una figura importante en el panorama cultural
y literario de la España de principios del siglo XX.
Argentina: En este
país María Lejárraga pasó los últimos años de su vida, apartada de la vida
pública y cultural española que tanto amaba y viendo como su patria se
convertía en todo lo contrario del ideal que ella hubiese querido ver.
Mujer que fue palabra en voz prestada
A sabiendas firmó con nombre ajeno
Rémora sufrió, cárcel dorada
Íntegra en su verdad, rostro sereno
A todos nos llegó con su mirada
De Gregorio el disfraz, no la cadena
Escribió con ternura su propuesta
Luchó con la razón como bandera
Arte y justicia reunidas a su mesa
Ocultaron su nombre, no su huella
Laicismo, igualdad, verbo encendido
En tribunas alzó su voz más bella
Junto al pueblo y su sueño compartido
Ápice no fue, más bien estrella
Republicana y mujer, cruzó la mar
Resistió con su pluma y su dolor
Ahora el mundo la empieza a recordar
Guarda el tiempo su luz, ya sin disfraz
Ahora es ella quien firma y nadie más.
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